El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Vómito, jadeos, agua

Vómito, jadeos, agua.
Se mira al espejo y se encuentra una cara desencajada. Una visión borrosa de quien pudo o no pudo ser esta noche. De quien no sabe si fue, es o será. Un hombre extraño que le mira desde el cristal del espejo, con ojos vidriosos y la boca pastosa. Despeinado, desaliñado, ojeroso. El alcohol no es tu amigo, aunque lo parezca.
Vómito, jadeos, agua.
Mira al fondo del váter ahora, incapaz de levantarse por segunda vez. Los pantalones, por los tobillos. Y sus rodillas huesudas apoyadas contra las baldosas. La cabeza vagamente apoyada contra sus brazos, que se aferran desesperadamente a la taza del inodoro. El efluvio de sus propios vómitos le da de golpe en la cara, pero tiene tan poca energía que no puede ni apartarla.
Vómito, jadeos, agua.
Se logra levantar y lavarse la cara. La visión sigue borrosa y el hombre del espejo es el mismo, pero ahora parece un poco, y solamente un poco, más sano. Más vivo. Su rostro sigue cetrino y sus ojos vidriosos, pero ya no parece ir a caer a cada segundo que pasa en pie. Solo queda de eso un balanceo leve, atontado, como cuando un niño se queda ensimismado mirando al cielo.
Vómito, jadeos, agua.
Rayos, otra vez. Este le ha pillado por sorpresa. Se lava bien la cara y se mira una última vez. Parece que ya es capaz de enfocar su mirada. Capaz de ver con un mínimo de nitidez. Un dolor palpitante en la parte trasera de su cabeza le recuerda al bar, a esa chica. A las copas y la música estridente. Y con paso inseguro se dirige por el pasillo. A la cama.

No sabe si ha apagado la luz. Ni si ha cerrado la puerta. Igual las llaves han quedado colgadas por fuera, a la vista de todo vecino o ladrón que quiera dignarse a entrar a por sus escasas posesiones. Pero no importa, los pobres son generosos. Generosos con ricos y ladrones. Y con ladronas de corazones, claro.
¿Qué habrá sido de aquella chica del bar? Dijo que vivía por allí cerca. Pero ni idea, él desapareció sin siquiera decirle adiós. ¿Y qué más daba? Al fin y al cabo, lo importante es divertirse. Y él ha tenido una noche de lo más divertida. Las náuseas son la prueba.
Cierra los ojos y se convulsiona en un intento de última vomitona. Sálvese quien pueda, piensan los jugos de su estómago. A duras penas los mantiene en su sitio y logra apoyar su cabeza sudorosa y su cara mojada sobre la almohada.
Mañana será domingo.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Escribe

Son los dedos torcidos, las uñas amarillas, el pelo deshecho y la cama sucia los signos de su vida. Son la muestra de su caída en la desgracia, de su abandono y su descuido. Son el botón de su apatía.
Rueda y se cae, infinitas veces, en los pozos vacíos de su mente. Una mente explotada hasta la saciedad, hasta la ignorancia, que en su tiempo pudo ser hermosa, y ahora no deja de ser un juguete roto. Una amalgama de engranajes oxidados que quisieran girar. Pero que esperan estáticos al día en que todo acabe, en que no se les reclame más.
Y abre los ojos y escribe, cubierto por el humo de sus cigarrillos y el olor de su alcohol. Escribe aporreando el teclado en una rabieta infantil y superflua. En una queja eterna sobre problemas que no importan a nadie.
Y lo hace porque es lo único que le queda.

martes, 8 de diciembre de 2015

Gruñe y grita

Gruñe y grita. Con todo el aire de su interior, en un alarido de alcohol. Sus pulmones se vuelven ceniza, y sus cenizas explotan en un Amanecer Dorado.
Chilla y miente, y llora y pierde. Y con cada soplo pierde una pieza de su alma. Una pieza de cuanto es.
Y vuelve a nacer, cada vez más pobre, más vacío. Cada vez más sinsentido y perdido en un mundo que lo rechazó. Que rehuyó sus miradas y obvió su existencia. Chilla y miente y gruñe y grita y vuelve a nacer sin quererlo, sin ganas de haber nacido ni haber vivido.
Y con cada aliento pierde su corazón, baldío recipiente de sentimientos que una vez fueron buenos y ahora, cegados y perdidos, se golpean en forma de rabia y odio, escupiendo cada mañana un poco más de humanidad.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Down the river side

Tonight I'll wander down the river side,
settle down, and drink for a while.
Tonight I'll drown this pain inside,
swallowin' a bottle of good wine.

And I'll watch the river flow away,
water leave and mem'ry stay.
And I'll drink and swallow all the pain,
crying with reminders of good days.

I'll sing a song about her eyes.
I'll cry as a wolf howls to the skies.

Tonight I'll wander down the lane,
by the railroad track and the river side.
And as the bottle warms my heart,
I'll drown my tears and tear apart.

And I'll try to swim to the other side,
sinking in the river's gentle tide.
And I'll drift away and close my eyes,
drowning all my mem'ries down the line.

I'll sing a song about her eyes.
I'll cry as a wolf howls to the skies.