El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Recuerdo

Recuerdo como si siguiera ante mí tu belleza. Aquella hermosura efímera y frágil que parecía a punto de desvanecerse por siempre. Que parecía querer huir ante la caricia del viento, que parecía querer escurrirse entre los dedos de quien te tocara.
Recuerdo como si fuera ayer el calor de tu mirada, y cómo tus ojos comprensivos reflejaban el mundo, mil veces más hermoso. Como un niño mirándose en un estanque tranquilo en una mañana de verano. Como un filtro rosa sobre el mundo gris.
Recuerdo como si fuera parte de mi infancia tu manera de caminar. Tus piernas al moverse, cómo te movías grácil, como flotando sobre las alas del viento, como si nada te pudiera tocar. Ajena al mundo, desaparecida de la realidad…
Recuerdo como si hiciera mil años que, por ti, sentía más que cariño.

jueves, 6 de mayo de 2010

Devaneos de un amor cortés

En un bosque me perdiera,
tras la llama de tu mirada.
En un claro me pudriera,
de no ser tú mi amada.

Y por las aguas caminara,
si tú me lo pidieses.
Y en el fuego me adentrara,
si así lo quisieses.

Lo que fuera,
si tu cariño consiguiera.

Feliz moriría,
si sujetaras tú mi mano fría.

sábado, 1 de mayo de 2010

El Mago

Sonando una campanilla, y dejando sonar sus ropas al rozar, caminaba el Mago. Extraña apariencia, mas no en vano. Su poder venía de aquella ropa propia de juglares. Su inspiración, las historias de un padre tiempo atrás olvidado, en donde el dolor se iba junto con la tristeza, y todo brillaba y el sol iluminaba las ventanas de nuevo.
Nunca hablaba. Nunca decía nada. Sólo caminaba, de posada en posada, dejando volar su alma y dar felicidad a quienes tiempo atrás la habían perdido. A quienes la esperanza, último de los males de Pandora, había ya abandonado. Estos, tocados por el poder del Mago, sonreían y eran felices al fin. Salían de las tinieblas a la luz de quienes sonríen, de quienes muestran su alma en el lenguaje de Neruda.
Sus versos sin palabras, alegres como la Primavera. Su enemigo sin forma, el Mal de quien, carente de alegrías, se sume en el dolor. Quizá sólo fuera un placebo, pero allá por donde el Mago pasaba, el dolor dejaba de existir. Las lágrimas ya no formaban ríos, y todo se volvía albino y puro.
El Mal huía, entonces. Huía aterrorizado hacia recónditas esquinas, oscuras cuevas donde la imaginación ni tan siquiera llega. Se retiraba a llorar las almas perdidas en manos del Mago. Se retiraba a lamentarse y a descargar su rabia antes de volver a atacar.
Y así, el Mal salía de nuevo. Donde el placebo del Mago había dejado de existir, y la gente volvía a la normalidad, el Mal volaba y sembraba su sombra de peste negra. Abría de nuevo la Caja, y dejaba que todo cuanto en ella moraba se esparciera, dejando al Mago, exhausto, descansar a la orilla de la tristeza.
Y, de nuevo, no tardaba todo en volver a la normalidad, y el Mago, juglaresco y burlón, paseaba de nuevo de taberna en taberna. La felicidad su compañera, las palabras sobrantes, la tristeza su enemiga.